Ciudad Real

17 de julio. Homenaje a las Víctimas del Franquismo

A las 10h de este domingo 17 de julio, víspera del 86 aniversario del inicio de la Guerra Civil, celebraremos un Homenaje a las Víctimas del Franquismo, en C. Real.

Visitaremos la fosa común ubicada dentro del cementerio municipal, donde yacen más de 1200 compañeros y compañeras que decidieron no callar y lucharon contra la barbarie franquista, sufriendo por ello la represión tras perder la guerra.

Nunca muere lo que nunca se olvida


La provincia de Ciudad Real fue una de las más castigadas a nivel estatal en cuanto al número de ejecuciones: unas 4000 personas fueron víctimas del franquismo una vez terminada la guerra. La localidad de Ciudad Real cuenta con más de 1200 personas asesinadas según sus registros.
La 1ª víctima fue Arturo Gómez Lobo, uno de los fundadores de Izquierda Republicana en Ciudad Real, asesinado, recuerden esta fecha, el 8 de Abril 1939, a manos de un civil. Comenzaba la purga ideológica.

La última víctima fusilada por orden de un Tribunal Militar y sus juicios sumarísimos, fue Justo Lozano Luna, de Almadén. Era el 28 mayo de 1945. 6 años después de la guerra.

Pero no fue hasta 1949 que esta tierra dejó de abrazar a quienes lucharon por la libertad. En Ciudad Real, hasta ese año, vivieron escondidos en casas y cortijos varios vecinos de Córdoba, asesinados al ser descubiertos y sufrir emboscadas. Uno de ellos, Manuel García Peco, apodado como “Quivicán” llevaba prófugo 10 años, exactamente desde el 8 de abril del 39, mismo día en que asesinaban a Arturo Gómez Lobo, la primera víctima de la ciudad.

“Lo peor no fue la guerra, sino lo que vino después”, han comentado diferentes combatientes que sobrevivieron a la guerra y su represión posterior, marcada por la marginación, la deshumanización, la prisión, la tortura, la persecución, la esclavitud, el exilio… En la guerra, al menos, había 2 bandos y una posible victoria. En la posguerra, para muchos, seguir con vida ya era en sí un acto de lucha y resistencia.

No es casualidad que muchas de las que aquí estamos desconociéramos la existencia de varias fosas en Ciudad Real, en este mismo cementerio. No es tampoco casualidad que no sepamos que nos encontramos en un panteón a modo de memorial, si bien no es una fosa originaria. Y es que en los 80’ hubo varias exhumaciones realizadas por los propios familiares.

No es casualidad nuestro desconocimiento. Las víctimas fueron silenciadas y sus familias amenazadas. El silencio se convirtió en una de las armas más peligrosas: el olvido. Si una bala atraviesa el cuerpo, el olvido es capaz de atravesar diferentes generaciones. No, no es casualidad.

Y por eso estamos hoy aquí. Para demostrar a nuestros compañeros y compañeras que no les olvidamos, que no olvidamos su lucha, la cual ensalzamos. Hoy nos reunimos para impedir que el olvido ignore su historia, nuestra historia; para vencer un miedo que silenció, silencia, cala y se hereda; para evitar que se vuelva a justificar el castigo, el dolor y la muerte; para desterrar el odio que desdibuja los límites de lo humano; para convertir la vergüenza arrastrada en digno orgullo.

Porque el mejor homenaje es continuar vuestra lucha.

Porque nunca muere lo que nunca se olvida: compañeros, compañeras, siempre en nuestra memoria.

Ese gran simulacro, de Mario Benedetti
Cada vez que nos dan clases de amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros

en mi región hay calvarios de ausencia
muñones de porvenir/arrabales de duelo
pero también candores de mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo de otoño
sentimientos insoportablemente actuales
que se niegan a morir allá en lo oscuro

el olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda

en el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede/ aunque quiera/ olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinaran por el olvido
como si fuese El Camino de Santiago

el día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite/
los recuerdos atroces y los de maravilla
quebrará los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido.

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