Puertollano

Abel Paz y la Revolución Española.

Probablemente Abel Paz (Diego Camacho) ha sido uno de los últimos testigos que vivió la Revolución Social en primera persona. Pertenecía a una generación de anarquistas bakuninianos que aunque no despreciaban ningún modo en el que pudiera venir la revolución, estaban mas o menos convencidos de que en la revuelta permanente estaba el camino a la anarquía y que para prender la mecha solo era necesario un estallido popular creado por las condiciones adversas a las que se enfrentaban a diario las clases mas desfavorecidas. Hoy en día podemos debatir si esto es factible o no, si estamos culturalmente preparados y en general cantidad de cuestiones que en el momento y contexto de saltar la chispa revolucionaria del 36 eran irrelevantes y si apuramos incluso impertinentes.

No hay mejor escuela para prepararse al mundo por venir que tocar fondo en el mundo por estar. Si aquellos veteranos anarquistas tanto despreciaban la propiedad privada, el dinero, valoraban la solidaridad y practicaban la autogestión era como reacción natural y espontánea, provocada por la esclavitud a las clases poderosas y por la carencia de prácticamente todo lo material.

Abel Paz (Diego Camacho) fue un ejemplo de perseverancia y militancia anarquista y anarcosindicalista.Finalizada la guerra civil, marcho al país vecino -segun se cruza los Pirineos-, siendo hacinado, con otros muchos compañeros, en campos para refugiados, donde la supervivenciamás que complicada podía llegar a ser imposible, pues la carencia de elementos vitales era total. solo habia un responsable de todo esto: el gobierno pasivo y cobarde del momento en aquel país. Pensaban estos botarates, dueños de la autoridad, que no iban a ser invadidos por los nazis o por lo menos completamente si no entraban en el conflicto Iberico.

Volvió a España y fue capturado por los sirvientes de las autoridades fascistas. Estuvodoce años en prisión y después dedico su vida a la difusión de las ideas libertarias (que excelente escritor. Cuanto sabemos de Durruti y de su entornogracias a el) y la activa militancia anarquista.

Con su muerte en 2009, se muerto buena parte de nuestra historia. Nuestra única memoria. No la que nos venden los «padres de la democracia» y su maldita transición, que no ha hecho otra cosa que ocultar la verdad a las generaciones actuales.

Son tiempos para difundir nuestra idea y nuestro pasado. Esta es la única manera de mantener vivo en el corazón a los revolucionaros que faltan y su legado.

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